¡Por Tutatis! ¡Por Belenos!, Uderzo se fue de caza eternamente al bosque galo.
24 marzo, 2020Feliz cumpleaños Howard Phillips Lovecraft.
Feliz cumpleaños maestro y por muchos eones más en su morada de R´lyeh, donde espera soñando. Esta humilde nota es para conmemorar el cumpleaños 129 de H.P.Lovecraft
Cuando tenía dieciocho años, trabajaba en una empresa de telecomunicaciones haciendo servicio a los teletipos de los clientes. Esta tarea era a domicilio y a veces viajaba una o más horas en ómnibus. Por esa época yo era un lector apasionado de los géneros de ciencia ficción y horror, no tanto del de fantasía, gusto que adquirí con el tiempo.La lejanía de mi vivienda de la empresa donde trabajaba, más el trayecto diario para visitar clientes provocaban que viajara más de veinticinco horas semanales en ómnibus, espacio que llenaba leyendo. Era por eso mismo que cada vez que me topaba con una librería con estantes de liquidación, revolvía en busca de autores de los susodichos géneros que disfrutaba. En una de esas situaciones fue que encontré los libros de “Relatos de los mitos de Cthulhu”, de Howard Phillips Lovecraft y de los miembros de su círculo. Esta antología en particular se dividía en tres tomos, estaba prologada por Carlo Frabetti, y la selección de relatos era de uno de los más grandes seguidores y administradores de su obra, August Derleth.Debo reconocer que lo que más me atrajo fueron las ilustraciones de sus tapas, bastante abstractas, que insinuaban cosas antiguas y ominosas. Mi primera lectura de Lovecraft la hice sentado en el cordón de la vereda de una calle de Carrasco, mientras esperaba que llegara el cliente a su casa y frente a una mansión ruinosa y abandonada. El olor de las hojas de papel y la tinta entremezclados con el aroma del incienso que acostumbraba llevar en el maletín, el viento fresco que levantaba remolinos de hojas mustias por un otoño naciente y las imágenes que evocaban las palabras escritas en “La llamada de Cthulhu” fueron intensas y el umbral de mi posterior fanatismo por todo lo que fuera parte del universo lovecraftiano. A medida que transcurría el tiempo, nuevamente sentado en el asiento del ómnibus y con los dorados del sol formando imágenes con la sombra de las hojas, los relatos de los “Mitos” me contaminaron con su estilo cargado de adjetivos e imágenes, principalmente porque era escritor novato y quizás porque mi frecuencia de onda estaba configurada para captar todas las sutilezas necesarias de los climas impregnados de horror cósmico y pagano.
Por los siguientes meses no sólo compré todo lo existente en Uruguay de HPL, sino que encargué lo que sabía que estaba publicado y no llegaba desde las librerías españolas, como, por ejemplo, la biografía de Lovecraft a cargo de Sprague de Camp publicada por Alfaguara, u otras antologías de relatos de Alianza, Caralt o Bruguera.Con el tiempo comencé a escribir relatos de los mitos, varios y muy malos e incluso en el fanzine que sacáramos con un grupo de escritores y dibujantes uruguayos, Trantor, mi relato incluido —muy malo también y además con pretensiones de experimental— era sobre Nyarlathotep, el famoso Mensajero de los dioses Primordiales o como lo llama Lovecraft, El Caos Reptante.
Para concluir, Howard Phillips Lovecraft fue uno de mis maestros literarios, el que me provocó más sensaciones de extrañeza y el que me hizo conocer, con su manual “El Horror sobrenatural en la literatura”, a escritores como Arthur Machen, Lord Dunsany, Algernon Blackwood o William Hope Hodgson.
Feliz cumpleaños, Maestro, y por muchos eones más en su morada de R’lyeh, donde espera soñando.